jueves, 14 de octubre de 2010

Autohomenajes

Pocas cosas hay más patéticas que un autohomenaje, especialmente cuando se hace con el dinero público, el dinero de todos.

Hemos tenido en esta ciudad auténticos especialistas en ponerse medallas y dejar su (pobre) impronta grabada en piedra, bronce o cualquier otro formato perdurable: el objetivo es que todo el mundo sepa que ÉL lo hizo.

1. Tenemos, omnipresente, a Juan Morano Masa, un alcalde que lo fue con la UCD, con un partido leonesista, con AP, con el PP, y con lo que haiga falta. Este ex alcalde, hoy diputado, no es que se quiera mucho: es que, además, el pueblo le adoraba, como queda patente en el rosario de placas y pedruscos erigidos con su nombre.

Ya me puedo imaginar el gesto de humildad con el que recibía la ofrenda desinteresada de los vecinos...

Un ejemplo: en el parque de la Granja, un monolito coronado con el escudo de León.





En el Parque de Los Reyes, le hacen un libro y un retrato. Y el dejándose querer.



En este último ejemplo huye de las aclamaciones populares, y para ahorrarse el clásico "...se inauguró siendo alcalde etc." pone al parque su nombre: el parque Juan Morano.



2. Otro caso, el de quien le sucedió: Mario Amilivia. Este alcalde, hoy presidente del Consejo Consultivo de Castilla y León, que pasará a la posteridad por comprar con dinero público la gomina para su cabellera (entre otras minucias, como champagne o betún -no para su pelo, en estos casos-), también le gusta poner su nombre allá donde dedicó sus ímprobos esfuerzos (que no ahorros).

Para la erección de este edificio,

Don Mario se inmortaliza, y así tiene fiesta por partida doble.


Más penoso es el minimonolito que se puso para acompañar la estatua de un afamado músico local. Ahí está, casi tan grande como el músico.


No he encontrado nada del alcalde actual, lo que no significa que no exista (aunque también hay gente con cierto sentido del pudor, y sabe distinguir cuándo está prestando un servicio público).

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